Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1869-1871 (Cortes Constituyentes de 1869 a 1871)
Sesión: 28 de enero de 1870
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Salazar y Mazarredo. Réplica al Rebullida, al Sr. Rodríguez Seoane. Réplica al Sr. Tutau. Réplica al Sr. Rebullida
Número y páginas del Diario de Sesiones: 204, 5.272, 5.273
Tema: Presupuestos

El Sr. Ministro de ESTADO (Sagasta): Voy a principiar, Sres Diputados, por dónde ha concluido el Sr. Salazar y Mazarredo.

Yo también lamento esa supresión de los auditores, que ya no eran dos los que había, sino uno, porque uno de los dos ha muerto hace algún tiempo, y no se había reemplazado por otro. Pero lo cierto es que se ha hecho; he llegado tarde al ministerio de Estado, y he tenido que pasar por esa supresión, como he tenido que pasar por otras que yo lo hubiera admitido.

Yo creo, señores, que el presupuesto del ministerio de Estado está sumamente bajo; creo que es mezquino; creo más, y es que si fuera más elevado el presupuesto, podríamos llegar hasta el punto de que no costara nada al Estado el servicio que presta el Ministerio que está a cargo; pero en fin, el deseo de hacer economías, de nivelar los gastos con los ingresos, ha obligado a todos los ministerios a hacer verdaderos sacrificios, y particularmente al del Estado, que lo ha llevado a un caso que yo creo inconveniente. A mí me parece que hoy el Ministerio de Estado, el servicio que presta la Nación es importantísimo, como lo son los relativos a la diplomacia y al comercio. Y si el cuerpo consular viene a costar unos 2 millones costara 25, mayor cantidad había de ingresar en el Tesoro; pero en fin, hay que hacer le sacrificio de las economías, y se ha hecho.

No solamente ha habido la supresión de esos auditores del tribunal de la Rota romana, que al fin era una garantía para los asuntos y personas de nuestro país, sino que nos hemos privado de un derecho, pues el auditor de la Rota romana, con sólo el hecho de serlo, se le podía nombrar Cardenal, y nos vemos privados de ese derecho.

El Sr. Salazar y Mazarredo ha expuesto las razones que ha habido para restablecer la legación de Caracas, y yo nada tengo que añadir a esto. La he restablecido, porque había reclamaciones pendientes que hacían necesario e indispensable su restablecimiento, y no era cosa que se desatendieran por al cantidad de 13.000 rs., cuando aquellas eran de más, y con el fin de estrechar todo lo que podamos las relaciones que nos deben unir con ese país, un día perteneciente a nuestra Monarquía.

El Sr. Salazar y Mazarredo ha tratado también un punto hoy muy importante, el de la emigración, una especie de contribución que se quiere imponer a nuestros nacionales. Yo no ha de tratar esta cuestión hoy la cuestión de [5272] emigración es muy delicada, sobre la que el Gobierno no puede tomar disposición ninguna, porque sería contrario a la libertad de que todos deben gozar: el que quiere emigrar se va; todo lo más que puede hacer le Gobierno es impedir el contrabando que se hace con este motivo. Se hace, en efecto, gran contrabando: muchos españoles, muchos ciudadanos, para librarse de las cargas que como tales corresponden, emigran y sacan certificados de haber entrado en quintas y satisfecho ciertas cargas que no satisfacen. Es claro que se hace contrabando en este sentido, y el Gobierno está interesado en impedirlo; pero aparte de las disposiciones que hay adoptadas y de las que se tomarán en lo sucesivo para impedirlo, el Gobierno no puede hacer más en esa parte.

Y respecto de la otra cuestión que ha tratado también el Sr. Salazar y Mazarredo, el Gobierno la estudia; no cree que pueda desecharse, pero ni cree que puede admitirse; es una cosa digna de estudio; pero si tiene sus ventajas y sus inconvenientes, después de pesar las unas y los otros, se adoptará le medida más oportuna.



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